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«El exoesqueleto biónico para niños llegará al mercado en 2019»

«Cada vez que veo a mi nieto ponerse de pie, se me ponen los pelos de punta. Es muy emocionante porque gracias al exoesqueleto he podido verle erguido por primera vez en la vida. El gesto que pone al levantarse es impagable, por eso procuro no perdérmelo nunca». Con estas palabras describe María Teresa Cabezón la emoción que siente al ver a su nieto Álvaro de la Calle levantarse y dar sus primeros pasos gracias al exoesqueleto biónico.

El pequeño formó parte del proyecto Kinder, un programa experimental a través del cual un grupo de niños con movilidad reducida pudo practicar con el exoesqueleto biónico dos horas al día durante dos meses. Elena García Armada, científica del Consejo Superior de Investigación y Ciencia (CSIC), ha liderado el diseño de esta herramienta y ha dado en ORTO Medical Care todos los detalles de la misma.

 

Elena García Armada, científica de CSIC, en un momento de su exposición.

«Los buenos resultados de Kinder nos han empujado a pelear para que este exoesqueleto biónico llegue al mercado en 2019, de tal forma que familias como la de Álvaro puedan disfrutar de él en su día a día», explica García Armada a Redacción Médica. Este instrumento, asegura, mejorará su «calidad de vida y tiene además ventajas socioeconómicas. Se calcula que este tipo de tecnología ahorra 32 millones de euros por país al año en costes sanitarios».

«Tras dos meses utilizando el exoesqueleto hemos podido ver a niños con problemas de movilidad capaces de jugar a encestar una pelota en una canasta y con mucha más movilidad de cuello y brazos. Los propios niños nos dijeron que se sentían fuertes», afirma la científica. El próximo paso de CSIC va a ser llevar a cabo un estudio a gran escala, para conseguir más resultados, aunque de momento «es evidente que el exoesqueleto permite a los niños hacer ejercicio físico y consideramos que de forma controlada y como fisioterapia lúdica, es una herramienta muy potente».

La científica confiesa que «en las primeras sesiones los niños se asustaban. Se ponían de pie y querían volver a su postura natural. Pero los niños se retan a sí mismos y siempre llegaban al día siguiente queriendo hacer más«.

Actualmente, solo el Hospital Sant Joan de Deu, en Barcelona, cuenta con este dispositivo para la rehabilitación. «La Comisión Europea ha autorizado que se lleven a cabo estudios clínicos con el mismo en Francia y Alemania«, apunta García Armada, que también ha anunciado que su grupo de trabajo se encuentra inmerso en otro proyecto, MAK, en el que está desarrollando una ortesis para que las personas con movilidad reducida a causa de un ictus puedan hacer ejercicio. «Estamos trabajando en un sistema que incluye músculos artificiales con aporte energético para completar la fuerza que al paciente le falta para hacer un movimiento».

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